Wednesday, April 23, 2008

REFLEXIONES FINAL

REFLEXIONES SOBRE “REVELACIONES”

EL LIBRO DE CARL VALENZUELA Y GINA FARIAS

Sobieski De León Lazala

A: Gina y Carl, con respeto

Todo libro que asome a la luz desde las tinieblas de la ineditez, ha de ser bienvenido,

sobre todo si aparece en una ciudad como San Juan de la Maguana donde la indiferen-

cia –casi desprecio- mantiene a los creadores de textos literarios en el más vil de los

anonimatos y desamparos. Asumirse escritor y querer publicar una obra es entrar en el reino vergonzante de los pedigüeños. Nada más execrable para los vendedores de imágenes y autodenominados dirigentes de una sociedad que debía ser más justa y propagadora de valores e ideas.

“Revelaciones”, es el último libro aparecido en nuestra ciudad, bajo la doble autoría

de Carl Valenzuela y Gina Farías, sanjuaneros.

La obra es “clara como una lámpara; simple como un anillo”. Es un pequeño texto de

ochenta y ocho páginas con un tamaño de 9 x 16 centímetros a doble espacio, trece

páginas dedicadas a diagramas y fotos y un prólogo de cuatro páginas escrito por Sal-

vinia Caminero. Diríamos que es una tesis o propuesta metafísica hecha en formato de

libro. Aunque lo firman dos autores –suponemos que puestos de acuerdo entre sí-, la

obra está escrita en primera persona. Al leerla, se siente tan sólo el aliento de uno.

Múltiples expresiones prueban desde su inicio lo dicho anteriormente:

“…Se repetía de nuevo. Por tercera vez en una semana sucedía lo mismo. Me veía

pulsando el timbre de una puerta extraña…de un sector de Brooklyn nunca antes fre-

cuentado por …”(El Encuentro, pág.15)

Luego, quien narra, se repite en primera persona del singular: “…ante se desgarraba

el velo de una historia sin tiempo…coqueteando y danzando un extraño baile subyugan-

te y sensual, arrastrándome hacia el fondo de un torbellino sin fin…” (pág.53)

“…Anacaona me miró en silencio…” (idem) “…la voz grave y gutural de Caonabó, cortó mis descabellados pensamientos; me dijo: -Hijo mío, te hemos enviado…” (pág.45)

“…un nudo se hizo en mi garganta y sentía (yo) un dolor desgarrante en mi pecho…” (pág.44). “…Es cierto, estaba en mi casa y esos extraordinarios seres que tenía (yo) en el

frente eran los padres que me acogieron en ese entonces y me protegieron como a un hijo de sus entrañas…” (idem)

“Revelaciones”, es un libro metafísico. Lo reconocen sus autores. Por tanto, es un libro

polémico. ¿Por qué polémico? porque cuando se escribe se vende un producto llamado

ideas, pensamientos, vale decir, ideología.

Cuando en la Universidad Apec el escritor sanjuanero Guillermo Piña-Contreras convocó a la intelectualidad de Santo Domingo para discutir el tema “Los Intelectuales y el Poder”

(José Rafael Lantigua, Odalís Pérez, Manuel Nuñez, Antinoe Fiallo, Mukien Sang Beng,

Angela Hernández, el mismo Piña-Contreras, y otros tantos destacados intelectuales), lo

que allí escuchamos fue la más variada cantidad de opiniones, cada quien apertrechado

desde su particular interés. Odalís Pérez, fue el ave solitaria que defendió a rajatablas

que el intelectual no debía adocenarse al poder, que no debía venderse al gobierno de turno. Los libros no son entonces simplemente libros sino vehículos de discusión teórica y debate.“Revelaciones”, es un libro de éstos. Digo que es sencillo. Tan sencillo que un lector “fiebrudo” lo leería en un hora de un tirón. Yo lo leí con más calma, mucho más lento, con un lapicero y una hoja de maquinilla en blanco a mi lado. Cada frase del libro no me dejaba avanzar. Me obligaba a tomar apuntes.

La historia esta bien contada, bien planeada, con la integración del Corral de los Indios,

que los autores llaman unilateralmente (no sabemos basado en qué) “mal llamado Corral

de los Indios”. Intentan establecer como válido un nuevo nombre: Plaza Ceremonial Indígena, que hace ya cierto tiempo algunos intelectuales sanjuaneros de modo “afectivo” y “sentimental” propalan: No estamos de acuerdo con esta aseveración del libro. ¿Y la otra?¿la de Vallejuelo?¿No es también Plaza Ceremonial Indígena...de Vallejuelo? ¿Y la de Chacuey, no es acaso también Plaza Ceremonial Indígena?

La primera –la mayor-, sería Plaza Ceremonial Indígena…de Juan de Herrera, cuyo

nombre propio, histórico, es Corral de los Indios, puesto por los lugareños o pobladores

del lugar y no por los españoles de modo “despectivo” como sus propaladores creen erró-

nea y sentimentalmente. La crónica escrita por Sinecio Ramírez Suazo a este respecto la

cual compartimos, es además de didáctica, contundente. De modo que creemos que ya no

es posible a estas alturas cambiar ese nombre. Recordemos aquello de “Hospital Angelita”

y “Hospital Dr. Robert Read Cabral”. ¿Cómo nombra el pueblo a ese hospital de niños

de Santo Domingo a pesar de un decreto presidencial que anula el original?

Tomemos un ejemplo del mismísimo libro:

“Al llegar al centro del Corral de los Indios, Andrés resbaló y en vez de caer al suelo se

dio cuenta que flotaba…” Y otro ejemplo más que le salió del sub-conciente: “…Aún

estábamos en la cueva cuando me pareció ver en la distancia a Caonabó y Javier haciendo

extraños ritos en determinados puntos del Corral…

He dicho que esta pequeña obra se presta a mucha polémica. Podríamos caracterizarla co--

mo una propuesta metafísica basada en la creencia de “revelaciones” mediante sueños, en

donde éstos no son tales sino una “supra-realidad” (¡otra “realidad” por encima de nuestra

propia realidad!), lo cual es “pura metafísica”, un enunciado falso incapaz de ser demostra-

do. Para un creyente, este enunciado es más que sencillo y lo resuelve en un segundo por

un acto de “fe”, que conforme a uno de los doctores de la Iglesia (Santo Tomás), la define

como “creer en lo que no se ve”. Y punto. Así, el problema es muy fácil de resolver. Pero

ello no quiere decir que esté resuelto. Si los “sueños” son una “supra-realidad” (y las “re-

velaciones” no son más que “sueños”), entonces es fácil entender que podamos hablar

con ángeles, con “maestros ascendidos”, con espíritus y con una “zarza ardiente”. Pura

ilusión de nuestra mente, es decir, de nuestro cerebro, el órgano dirigente del cuerpo hu-

mano dicho hace 2,500 años por el griego Alcmeón de Crotona, primer autor de un libro

de Anatomía y Disección.

Partiendo de un sueño -tres veces repetido-, Andrés, el protagonista, va a vivir con Javier

(un “maestro ascendido”, una especie de “ángel todopoderoso”) una serie de experiencias

absurdas e ilógicas para él (igual que para el lector), pero que al final quedará convencido

(no así el lector) de su “realidad”. Por obra y gracia de Javier, todo se le hará posible co-

mo en un acto de magia. Abordarán un avión en New York, sin tener dinero, con destino a

Santo Domingo, y desde allí viajarán a San Juan de la Maguana, pernoctando ambos –sin

dinero-, en el Hotel Maguana de esta ciudad. Al día siguiente partirán para el Corral de

los Indios y las cuevas de Seboruco. donde encontrarán una serie de petroglifos en las

cuevas que permitirán explicar el plan divino para los hombres. ¿Qué diferencia en esencia

existe entre esto y lo que explicó Liborio Mateo –El Maestro-, es su época histórica?

¡Ninguna!. ¿Por qué no se le creyó a Liborio Mateo cuando estuvo desaparecido, que viajó

al cielo montado en un caballo alado guiado por el arcángel Gabriel (este arcángel se parece

a “Javier”), y que estando en el cielo habló con Dios? ¿Que le dijo: “Regresa a la tierra a pre-

dicar y hacer el bien”. ¿Por qué lo de Moisés y la zarza ardiendo es verdad, una supra-verdad

y lo de Liborio no? ¿Por qué lo del ángel y el embarazo de María es verdad, y lo de Liborio

no lo es? Por qué alguien de la “divinidad” puede hablar con el José de María, y no con el

Liborio de la Maguana? ¿Por qué un “espíritu” puede embarazar a una mujer, y otro “espíritu” no puede levantar a una mujer inválida al conjuro de un buche de ron y las pala-

bras: “salga el mal y entre el bien”?

La metafísica no puede ser selectiva para unos casos, y para otros no. ¿No quedamos en que

era una “ciencia”?¿No es así como la definen sus defensores?

Sobre una historia de petroglifos los autores de “Revelaciones” insertarán una cosmogonía

hindú de reencarnaciones para “purificar” el alma de los pecadores, pondrán un poco de la

cosmovisión de la diosa Gaia, visión teórica de la tierra como “un organismo vivo” compues-

to de un 80% de nitrógeno y un 20% de oxígeno; extenderán la teoría de Gaia a una novedo-

sa “teoría del alma”, en donde ésta aparece compuesta de un 80% de Osvav y un 20% de

Et-yn (pág. 57)

El dato de los petroglifos de las cuevas de Seboruco es irreal, ya que en dichas cuevas no

existe un solo petroglifo. De haber sido así, la antropóloga Glennis Tavárez Maria, sub-direc-

tora de Museo del Hombre Dominicano, estuviera de pláceme, ya que desde hace tiempo,

busca petroglifos en cuevas dominicanas, y en particular en San Juan de la Maguana, una

zona que ha trabajado mucho.

Anacaona, Caonabo, los behiques taínos, y otros espíritus de nuestros ancestros, hablarán de

destrucción y miseria para su pueblo “si no se arrepienten de sus pecados”. Anuncian un nue-

vo apocalipsis como si la exterminación bajo la misma prédica en el siglo XVI por los exter-

minadores cristianos, no hubiera sido suficiente. En este sentido la obra es regresionista, españolizante y predicadora del terror y la destrucción, en otras palabras asistimos a la

re-encarnación de una etapa histórica ya superada.

La obra recuerda a Brian Weiss, psiquiatra regresionista norteamericano y escritor, autor de

las obras metafísicas: Vida Después de la Vida, Muchos Sabios, Muchas Vidas, y Lazos de Amor. Las experiencias de este psiquiatra usando el método de “regresiones” a etapas

o vidas anteriores de sus pacientes, lo llevó a la conclusión de que se trataba de pruebas de

re-encarnaciones de vidas pasadas y comunicaciones con “maestros ascendidos” o “espíritus”

Dicha filosofía de origen hindú ha despertado un gran interés en muchos inmigrantes de los Estados Unidos de Norteamérica en las últimas décadas. Si recordamos que “Revelaciones

comienza tocando el timbre de una puerta extraña de un sector de Brooklyn, y que uno de

sus autores (Carl) vive en New York, es comprensible la similitud de sus obras, tanto en la forma como en la esencia, con el metafísico Brian Weiss. (Continuará)

REFLEXIONES SOBRE “REVELACIONES”

EL LIBRO DE CARL Y GINA

II PARTE

Sobieski De León Lazala

Si los autores se preguntan con honestidad qué deparará el porvenir a nues-

tro país Quisqueya y a sus habitantes y ellos mismos responden que “las inter-

pretaciones de los grandes misterios de los petroglifos cuidadosamente revela-

dos en su obra”, entonces estamos en presencia de una obra de ciencia-ficción

por no decir cargada de ingenuidad, algo así como el poder mágico-simbólico

de la mente de los niños. El lector debe estar advertido en este sentido. ¿Quién

en un momento dado de su vida no ha querido volver a ser niño, agobiado de

tantos problemas de adulto? Incluso sabemos por experiencia humana que si

existe una criatura perversa en la naturaleza, en la vida de los animales, esa cria-

tura es el Hombre (desde luego que incluida la hermosa, atractiva y a veces frá-

gil, mujer).

La obra Revelaciones es de lectura fácil; la narración es fluida, bien estructura-

da; se sabe narrar lo que se cuenta; el lenguaje en sentido general es sencillo,

intelegible, claro, diáfano, con algunos diálogos cortos y precisos que rompen

cualquier amago de monotonía y que en ningún momento asoma el aburrimiento.

Sin embargo la característica fundamental de este texto es el choque constante

entre realidad y ficción, entre lo creíble y lo increíble. Los mismos autores sin

saberlo lo confiesan. Hay cosas que parecen “locura” dicen, como “sentarse en

el aire” (página 42). En esta misma página y en la siguiente se logra captar “el

espíritu mágico del Corral de los Indios, mismo espíritu que propalan los niños

del lugar y los hombres y mujeres que habitan sus alrededores, todos ellos sin lu-

gar a dudas, descendientes históricos de nuestros antepasados indígenas.

En Revelaciones hay entonces una contradicción constante entre realidad e irrea-

lidad, vale decir entre lo dialéctico y creíble, lo metafísico y fantástico, con predo-

minio de esto último. Aparecen fotos reales con montajes de figuras irreales; fi--

guras fantasmagóricas que remedan alienígenas contemplando el panorama nacio-

nal en un Pico Duarte diagramado e irreal. En resumen presentan esas dos catego-

rías filosóficas que intentan explicar a la naturaleza y al Hombre.

A veces los autores no saben qué explicación lógica darle a algo que cuentan:

“…pude ver como resbalaban dos transparentes lágrimas que se convirtieron en

diamantes al golpear la árida tierra que se cuarteaba por doquier…” (pág.44)

O como cuando asombran al lector con un acto de levitación en el mismo centro

del Corral de los Indios: “…no bien llegamos al centro del descuidado terreno

cuando resbalé; manoseé el aire tratando de agarrarme de algo pero estaba visto

que mi caída sería aparatosa e inevitable. Pero no caí al duro, seco y polvoriento

terreno; en vez de eso comencé a elevarme…”(pág.35).

Como propuesta filosófica idealista que es, divide el mundo en dos: Un pequeño

grupo de privilegiados, elegidos o predestinados, y el resto de la humanidad, esa

que “no quiere arrepentirse de sus pecados”, caldo de cultivo de la perdición

eterna. La obra con su “prédica” intenta atraernos al mundo de “los elegidos”.

Ya desde la misma dedicatoria hay una frase sugestiva que no debemos pasar

desapercibida: “…a nuestros antepasados, por escogernos para esta delicada ta-

rea…”

Desde el inicio pues, se nos introduce en lo misterioso y sagrado de la vida. Lo

sagrado (vale decir la divinidad) siempre fue guardado en los templos como

misterio sólo asequible al sumo sacerdote, al intemediario entre los Dioses y los

hombres. Siempre hubo muchos Dioses hasta que el mismo hombre lo redujo a

uno. El fuego por ejemplo fue “sagrado” y como tal, colocado lejos del alcance

de los hombres que no tenían el privilegio de poseerlo. Cuando Prometeo se roba

el fuego sagrado para darlo a “los hombres”, paga bien caro su osadía. Los depo-

sitarios del fuego sagrado, las autoridades que detentan el “poder” temporal, lo

lo atan a una roca y lo exponen a los buitres y otras aves de rapiña para que le

devoren las entrañas. Esta fue una gran lección para el resto de los humanos, sólo

que ella reprodujo entonces muchos Prometeo.

Esta “idea” de elegidos y predestinados hace tiempo ha venido echando raíces

en muchos dirigentes entre ellos “los políticos dominicanos”. Algunos se creen

“elegidos” y más inteligentes que los demás, que sin ellos “se hundiría el país”;

son representantes de la misma filosofía idealista y falsa. Su discurso como el

discurso del Caonabó de los autores, no es otro que el de la prédica del miedo,

el apocalipsis y la hecatombe como método de asegurar su permanencia en el

poder. Desde luego que ése, no es nuestro Caonabo histórico.

No deja de ser coincidencialmente interesante, una advertencia de los autores

de este nuevo libro sanjuanero: “Si el Hombre –dicen en la página 54-56- se

crece y se siente superior a sus semejantes por su poder, pierde la perspectiva,

se equivoca de camino y en vez de seguir ascendiendo empieza a descender to-

mando el camino del abismo”. ¡Diablo! parece una profesía próxima a cumplir-

se el 16 de Mayo del 2008.

¿Qué es lo que en realidad intentan decirnos los autores de Revelaciones? Nos

parece que tratan de mostrarnos un “manual semiótico” de espiritualidad. Pre-

tenden hacernos ver “…simbiosis de lo espiritual, realismo y un sentido que

han dado en llamar sub-real…”(pág.5), y presentarnos “…sueños expresados

como realidades tangibles…”(pág.6).

Esta ficción de hacer levitar a Andrés en el centro del Corral de los Indios, re-

afirma la creencia que todo el mundo tiene aunque desde diferentes puntos de

vista: Que el Corral de los Indios tiene una gran fuerza magnética desde donde

se puede incluso observar el universo; una fuerza espiritual, un misterio, donde

permanentemente concurren espíritus como los de Anacaona y Caonabo en una

demostración de “mediumnidad” con nuestros antepasados cuyos descendientes

directos son nuestros campesinos de hoy.. Baste mencionar que en una de las ori-

llas del Corral, está omnipresente “Amantina”, una servidora de misterio en cu-

yo altar Anacaona y Liborio no faltan, jugando un papel prominente.

En la página 56 se intenta desarrollar una teoría de la re-encarnación, una tesis

platónica de la separación entre el cuerpo (materia) y el alma (espíritu).

Hace ya más de 2,300 años, Platón (427-347 a.n.e.), filósofo griego padre del

Idealismo Filosófico, creó con su cerebro esta dualidad. Creó lo que él denominó

“pneuma” (o “espíritu”). Contrario a Alcmeón de Crotona (500 a.n.e.) primer

autor de un libro de Anatomía y primero en disecar cadáveres de animales, soste-

nedor de que “el cerebro era el órgano dirigente del organismo humano”, Platón

aseveraba que los órganos dirigentes eran tres: Corazón, Hígado y Cerebro. En

cada uno de ellos hacía “residir” un “pneuma” o “espíritu”, que era lo que daba

vida -según Platón- al cuerpo.. Enseñaba que el organismo era la unión de una

parte material (el cuerpo) y otra espiritual (“pneuma, espíritu o alma, que nunca

moría).

Su mejor discípulo, Aristóteles (384-322 a.n.e.) considerado el más grande y ge-

nial filósofo de todos los tiempos, lo contradijo. Aunque era dualista como su

maestro, a diferencia de éste, sostenía que “cuando el cuerpo moría lo hacía tam--

bién el espíritu”.

Después, hasta nuestros días, no ha habido más que repetición, sobre todo de las

religiones. De modo que el concepto de cuerpo y espíritu (alma) de la Iglesia Ca-

tólica no es más que una copia al carbón de Platón y Aristóteles, tomando de és-

te último sólo lo que convenía a su prédica ya que poseía una teoría contundente

en contra de la religión y fue lo que dejó como una sentencia o axioma: “Omne

animale ex animali” (“Todo animal, procede de animal”), siendo el padre de la

Embriología y de la Anatomía Comparada. Para Aristóteles, todo animal –y el

Hombre lo era-, procedía de huevo. El Hombre, después lo supimos, no era más

que el resultado de la unión de un espermatozoide y un óvulo que formaban un

huevo fecundado o cigoto. La hipótesis de Adán y Eva de la religión, se vino aba-

jo. En este tipo de razonamiento (dialéctico) consistía el materialismo de Aristóte-

les.

En la obra que comentamos se sostiene que “…el alma y el aire tienen una estruc-

tura parecida…” (pág.57). Esto no es más que repetición de algo que dijo Platón

hace ya miles de años. No ha de extrañarnos ya que Platón hemos dicho, es el pa-

dre del Idealismo, o lo que es lo mismo de la Metafísica o “ciencia” que estudia a

Dios (Teología) y al “Ser” (Ontología).

La palabra griega “pneuma”, significa “aire”. De ese vocablo proviene la palabra

española “neumático” que la contiene íntegra. ¿Qué es un neumático sino un tu-

bo de goma lleno de aire que junto con la llanta de caucho forman la rueda de un

vehículo?

III PARTE

Neumático entonces es algo (materia) con aire, así como para Platón el organismo

humano no era más que algo (materia) con aire (pneuma o espíritu).

Para los autores de Revelaciones “…el aire y el alma tienen una estructura pare-

cida. El aire está compuesto aproximadamente de un 80% de nitrógeno y un 20%

de oxígeno. El alma está compuesta de un 80% de Osvav y un 20% de Et-yn…”

(pág.57). Conocemos por otra parte, de personas que han intentado “pesar”el alma.

La primera parte del pensamiento anterior no es más que parte de la teoría

de “Gaia”, que presenta el planeta tierra y todo lo que en ella existe como

un “organismo vivo”. Ella existe porque la proporción de nitrógeno y oxí-

geno (80% y 20%) era la necesaria para su existencia; bastaba con una in-

significante cantidad de un 1% en la variación de uno de esos gases (O2),

para que se produjese un gran incendio que hubiera consumido todo lo crea-

do.

Recordamos en este sentido que la Ciencia ha recogido –al menos en los Es-

tados Unidos de Norteamérica- unos seis casos los que ha dado en llamar

“autocombustión”. Mediante ésta, una persona viva sin haberse quemado

ni estar cercana a ninguna llama (sentado por ejemplo en su habitación leyen-

do), se ha consumido espontáneamente quedando tan sólo sus cenizas en la

silla donde se encontraba. Fenómeno misterioso para el cual no tiene aún

una explicación lógica. En ese mismo fenómeno se basa la teoría de “Gaia”,

cuyo nombre se refiere a una diosa antigua.

La segunda parte de su postulado “…el alma está compuesta de un 80% de

Oslav y de un 20% de Et-yn…”) no es más que un invento, una ficción, un

simple juego de palabras, un pre-juicio metafísico, una ilusión. Porque la

Metafísica es eso: Ilusión. Un invento. Una pseudo-ciencia que se crea jui--

cios previos de los cuales parte para luego intentar demostrar lo que nunca

podrá demostrar; por eso la dialéctica como verdadera ciencia le lleva mu--

chos cuerpos de ventaja en la carrera de explicar la Naturaleza y al Hombre.

La dialéctica parte de la tesis: “Todo lo que existe es Materia”. Como sa-

bemos, la característica fundamental de la Materia es el Movimiento, luego

el Movimiento es Cambio, o lo que es lo mismo, Función de la Materia. To-

do lo existente está en continuo, en constante, en eterno movimiento. Forma

y Función están unidos, constituyen una “unidad” dialéctica. Ninguna de es-

tas categorías existen por separado. Nada existe en la Naturaleza que sea está-

tico, inamovible. Todo se mueve. Todo cambia. Heráclito, padre de la dialéc-

tica, anterior a Platón, lo dijo ya desde la antigüedad: “Todo fluye”. “Nadie

se baña dos veces en el mismo río”. Uno es, y no es. Uno existe en el cambio,

en la constante transformación. Un libro “sagrado” lo reconoce en esta expre-

sión: “Polvo eres, y en polvo te convertirás”.

¿Cuál químico determinó la “composición” del alma en osvav y et-yn?

¿Qué es osvav, y qué et-yn? Sencillo: Un invento. Un juicio previo. Como

decir: ¡Hágase la luz!, y la luz queda hecha. Como decir: ¡Hágase Osvav! Y

también Osvav, queda hecho. En eso consiste la Metafísica. En emitir jui-

cios en esa línea de pensamiento, que sus seguidores llaman “Ciencia”, pe-

ro que los verdaderos científicos llaman Pseudo-Ciencia, ya que no puede

demostrar nada (es decir, algo) mediante la experimentación y la repeti--

ción universal de lo experimentado.

Los autores dicen que “…el destino del alma es seguir avanzando hasta la

presencia del Supremo…” (pág.58). Y agregan: “…el camino de regreso al

Padre está sembrado de dificultades, no es fácil llegar al Supremo si se ve

desde la perspectiva del pecado…”

Esta idea de una “Racionalidad Superior” (el Supremo), hacia la cual se

dirige el Ser Humano, el Hombre, es de Aristóteles, y en eso consiste la

parte de la Filosofía llamada Teleología (del griego “telos”, que quiere de-

cir, finalidad). Es Aristóteles quien crea la teoría de la Finalidad del Ser.

Y el “Vitalismo”, o concepto del “hálito vital”, del “hálito de vida” que

reside en cada una de las partes del organismo o cuerpo humano.

“El infierno no es lo que hasta ahora nos ha sido enseñado; para entender

el infierno, tienes que conocer la naturaleza del espíritu, del hálito de vida”

(pág.57).

Si observamos lo que plantea el libro Revelaciones, veremos que en más

de dos mil años de Historia no ha habido ni siquiera modificación de los

términos de los antiguos filósofos. En definitiva el Pensamiento no se mo-

difica tan fácil como relativamente fácil la tecnología modifica a la Mate-

ria misma.

“Los sueños son revelaciones” y “las revelaciones sueños”. En esto consiste

la base ideológica del libro. También en eso se basa la religión católica y la

cristiana en general. Lo que sabemos de Dios y del Ser, es decir de la Divi-

nidad, entra por esa vía en nosotros, pobres mortales. Eso enseña además

la Metafísica. El conocimiento nos viene del Creador, del Supremo, por me-

dio de las “revelaciones”. Sólo una élite, un grupo de privilegiados, de elegi-

dos, tienen el privilegio de hablar con Dios.

Adán (un Hombre, una Materia) se queja de su soledad en el Paraíso Terre-

nal y habla con Dios (un espíritu, una anti-Materia). Moisés, un elegido, un

profeta, habla con Dios en el desierto (entonces tenía Dios forma de “zarza

ardiente”; dice un rabino judío contemporáneo, que “Dios no tiene “forma”).

¿Cómo habla una bola de fuego con un hombre? ¿Cómo nos explica la Meta-

física este problema? Todos los miserables de la tierra se quejan de su situa-

ción, están siendo inmisericordemente explotado por sus iguales, por sus se-

mejantes que se sienten superiores a ellos y desearían hablar con Dios, expo-

nerle sus quejas. ¿Quién los ayuda a comunicarse con El?¿Quién se apiada de

ellos?¿Quién destruye y hecha del paraíso terrenal a los diabólicos, a los satá-

nicos explotadores y a los gobernantes desalmados y ambiciosos que los ex –

primen y se quedan con toda su riqueza, con su “hálito vital”? ¿Qué respues-

ta tiene la Metafísica para este problema fundamental de la Humanidad?

Un ángel habla con un carpintero llamado José, marido de una mujer llama-

da María. Su mujer está embarazada y él tiene duda de su paternidad ya que no

ha ayuntado con ella antes de ese embarazo. ¿Cómo habla un ángel (un espíritu)

con un hombre (que es pura materia) lleno de dudas para convencerlo? “Lo que

ocurre en María, es obra del Espíritu Santo”, le dice. ¿Cómo embaraza un espí-

tu a una mujer virgen? (Hay noticias en nuestros días de “muertos” que se acues-

tan con mujeres y las poseen; las mismas mujeres han sido testigas de eso).

La Ciencia, la dialéctica, explica un embarazo de la siguiente forma: “El

hombre deposita su semen (simiente, semilla) en la semilla de la mujer, y

se forma una semilla fecundada, un huevo fecundado. “Omne animale ex –

animali”. “Todo animal procede de huevo” (Aristóteles) ¿Cómo lo explica

la Metafísica?

Liborio Mateo, un campesino pobre y analfabeto desaparece; va al cielo a

hablar con Dios, montado en un caballo alado blanco guiado por el arcángel

Miguel. Dios le dice: “Regresa a la tierra a curar y a hacer el bien a tus gen-

tes”. Regresa, y empieza a hacer lo que le dijo Dios. Los sacerdotes católi-

cos –representantes de Dios en la tierra- y la clase burguesa sanjuanera po-

seedora del “fuego sagrado del conocimiento”, les niegan ese derecho, les

dicen que no es más que un alucinado. Un demente. Un Dios espúreo, barri-

gón y bebedor.

¿Cuál es la diferencia entre Adán (el del paraíso terrenal), Moisés (el del de-

sierto), el ángel que habla con José el carpintero y le quita sus dudas, los án-

geles, que bajo forma de “humanos” hablan con el Lot bíblico en Sodoma

y que al ser notados por los habitantes de aquella ciudad, le piden a Lot “so-

domizarlos”, a lo cual se niega este hijo de Dios, ofreciéndole en cambio a

sus hijas para que ayunten con ellas? ¿O los ángeles guardaespaldas de un

querido amigo que decidió servirle con sus conocimientos y con su ciencia

al gobierno de turno y que sus enemigos intolerantes atentaron contra su vida

disparando sobre él más de diez balas, y ninguna lo impactó porque “ sus án-

geles de la guarda” desviaron los tiros”? ¿Cuál es la diferencia entre todos es-

tos contacto con la divinidad de otros, que no es aceptada en Liborio Mateo?

¿Por qué cuando los “americanos”dispararon sobre Liborio y sus campesinos

en la Hoya del Infierno en plena Cordillera Central, las balas no fueron con--

vertidas en algodón como era el pacto con las legiones de ángeles?

¡Cuántas preguntas nos gustaría nos contestara la Metafísica!

Estos son los choques irreconciliables entre el Materialismo Dialéctico y el

Idealismo o Metafísica.

Por último, a veces aparecen mensajes y prédicas terribles, fundamentalistas,

terroríficas en el libro Revelaciones que recuerdan sectas religiosas como los

Testigos de Jehová, quienes aseguran que “sólo ellos se salvarán del castigo

divino”. Veamos este pasaje de la página 48: “…Junto al cacique estaban al-

gunos iniciados, únicos sobrevivientes de la infernal catástrofe que borrara to-

do indicio de vida en Quizqueya…” Y también: “los incrédulos caían de rodi-

llas arrepentidos de su duro corazón; pero todos por igual perecían; temerosos

y desesperados los hombres clamaban a Dios por ayuda, pero Dios no les Escu-

chaba…”

Hace poco mi amiga antropóloga Fátima Portorreal me confesó que ella no

cree en el Dios cristiano; piensa que el Dios de los indios apaches es mejor

pues acoje en su seno a todos por igual; no mete miedo ni castiga y da libre

albedrío, pero lo que haga cada quien es asunto suyo y su premio o castigo es-

tá en sus propias acciones; al morir, su Dios los acoge a todos por igual.

Para cualquier humano –creyente o no-, predicar la existencia de un Dios al

cual “los hombres clamaban ayuda pero Dios no les escuchaba” es algo más

que cruel. Tenemos ejemplos, muchos ejemplos entre simples humanos o mor-

tales mejor que este tipo de Dios. El amor de las madres (hablo de las madres

verdaderas) es infinitamente mejor que el “amor” de ese Dios testaferro y ren-

coroso, resabioso e irascible.. El amor de madre lo perdona todo. Absoluta---

mente todo. No existe un pecado que no perdone una madre. Ni sacrificio que

no asuma como propio siendo ajeno. Sobre la faz de la tierra no existe algo

que no sea capaz de perdonar el amor de una madre.

Sin embargo, Dios no es capaz de hacer algo igual, tan sólo porque alguien

no cumplió con su voluntad dictatorial y egoísta. ¡Que sentimiento de mega-

lomanía tiene Dios!!Que Yo más hipertrofiado!

En verdad, en verdad os digo que Dios es una hechura a imagen y semejanza

del Hombre (·)

Pienso con honestidad que la cosmogonía taína, su lenguaje primitivo con el

que comunicaron sus ideas, no coincide con el modelo personal y contemporá-

neo de los autores de Revelaciones, en donde vemos cosas como “reencarna-

ciones”, “almas pecadoras juzgadas”, “revelaciones que toman cada día más

fuerza y que advierten qué pasará en el futuro”, “iniciados por ángeles terrena-

les”, “ángeles que vuelan la Isla”, “maestros ascendidos”, “lenguaje que antes

de esta Era, sólo lo dominaban los escogidos”, “privilegiados que traspasan el

umbral de este mundo”, “dimensiones”, “círculo de luz”, “gloria infinita”,

“mares y horizontes desconocidos que sólo pueden ser percibidos con los

ojos del alma”, en fin, de un mundo “ideal”, “prefabricado”, como tal vez sea

el sueño de la humanidad, pero sin terrores ni miedos agregados, sin apocalip-

sis aplastante que nos quite la fuerza, el hálito de vida de actuar, donde reine

sólo el amor entre los hombres. Amor de verdad. Amor grande. Amor que se

toque con las manos. Con el corazón y el cerebro. Dos de los tres órganos prin-

cipales de Platón. ¡Que importa que la inteligencia se adelante si el corazón se

queda!

(·) Nota: Posterior a escribir estos conceptos, escuché de boca de un rabino ju-

dío decir:”Dios no tiene forma; todas las formas como la gente percibe a Dios,

no es más que un Dios creado a imagen y semejanza del Hombre”. El rabino

pensaba que debía ser al revés, que el Hombre “fuera una creación a imagen y

semejanza de Dios”. Cada vez cobra más fuerza la creencia de que Dios es una

creación de la mente del Hombre. La antropología ha acumulado suficientes

datos en este sentido.

(··) El autor es médico-cirujano y profesor de Anatomía Humana (UASD)

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