Thursday, January 29, 2009

Las Mariposas de San Juan


DE CULTURA Y POESIA


Las Mariposas de San Juan
Y para que la cigua, siguiera cantando, y el madame sagá se alegrara con su canto; y el picaflor estuviera zumbando el néctar de su flor; y el carpintero tamborileara la palmera con su instrumental pico a ritmo de bongó y de atabales.
Por SOBIESKI DE LEON LAZALA / Barrigaverde.net

Al tomar en nuestras manos el poemario "Las Mariposas de San Juan" nos damos cuenta de inmediato de un claro mensaje semiótico que anuncia una doble intencionalidad en el poeta sanjuanero Rafael Pineda: Que las mariposas de San Juan, no han muerto -pues revolotean entre sus páginas, y que ellas existen trasmutadas bajo formas femeninas gracias a una permanencia dialéctica de muerte-vida. En otras palabras, que las mariposas de San Juan, son y no son las mariposas de San Juan, sino la hermosa mujer sanjuanera -la sanjuanera mujer-, crisálida multiplicante de los días de Junio. Las mariposas de San Juan, son las reinas de Junio. Y al revés, las reinas de Junio, son las mariposas de San Juan.

Hace ya mucho tiempo, el poeta Pineda, tenía en el Arco de Triunfo de su corazón un sueño alado y un amor que se le escapaba cada año y se posaba en una portentosa mariposa coronada, cuya sonrisa, lo invitaba a olvidar la nostalgia. Entonces se aferraba al recuerdo y le decía: “! No te irás!"

Para que no se fuera la inocencia y la alegría de los niños de la ciudad persiguiendo gusanos que volaban, ni mucho menos la belleza de una flor expuesta en la ventana, que no era flor, sino mujer saludando la mañana; ni se fueran los surcos cargado del verde crecimiento alimentario, ni las lluvias, que eran torrenciales júbilos de felicidad compartida, ni las historias que nos contaran de pequeños, ni los ríos, que bajaban resueltos cantando su canción de cosecha y abundancia; ni los hombres permanentemente doblados sobre el surco de una dócil tierra; ni se fuera el paisaje abarrotado de montañas y nubes por doquier; y además, para que no olvidáramos como nació San Juan de la nada, y más aún, de los callos laboriosos de nuestros tercos e impetuosos predecesores; ni olvidar como nacimos los hijos de San Juan, cuando nuestros padres se robaban a nuestras madres mozas por el marco de las ventanas, y a caballo, iban regando sus gérmenes por los senderos de todo el valle hasta convertirlos en sangre germinada que se hacia mártir o héroe, empuñando una bandera o un fusil igual daba para hacer la patria en sus comienzos, hasta que el profeta Liborio y El Bautista, fueran uno y no murieran. Y quedara sembrado para siempre un ejemplo de dignidad campesina, urbana y sanjuanera.

Y para que la cigua, siguiera cantando, y el madame sagá se alegrara con su canto; y el picaflor estuviera zumbando el néctar de su flor; y el carpintero tamborileara la palmera con su instrumental pico a ritmo de bongó y de atabales.

Para que eternamente desfilara ante el palco de nuestra alma la sanjuanera mujer, convertida en reina como nuestra madre primigenia, y recorriera las calles de nuestro corazón con toda libertad e independencia, y nos hiciera más fácil el corto o largo sendero de la muerte.

Por eso, y para eso, nació el poemario "Las Mariposas de San Juan". Sospecho que el poeta se llenará de orgullo cuando sepa que alguien repetirá con él, en una coincidencia existencial:

" ... Hoy vi una flor
posando en mi ventana
era una sanjuanera anunciando la mañana ... ".


O cuando alguien reconozca en la mujer, su mujer, a una:

" ... Cacica y heroína
eterna luz del día
flor de jardín y tizne de pasión

musa caprichosa prisión gloriosa
como los campos de lirios verdes
como la frenética danza
de las trescientas vírgenes ... ".

El poemario que nos entrega hoy en nuestra ciudad el poeta Pineda, consta de siete poemas cortos. Las Mariposas de San Juan, es el poema central que da titulo a la obra. Les siguen: La Sanjuanera, La Mujer de San Juan, Los Aguaceros de San Juan, Los Sueños de Seboruco, Paisajes de mi Aldea Natal y Sanjuanero de San Juan.

El primer poema rescata para siempre aquella lluvia torrencial de mariposas multicolores que poblaron nuestra infancia (¡ Y que la modernidad asesinara!), tras las cuales corrían nuestros sueños, enseñándonos las primeras lecciones de libertad. Era el tiempo en que agarrábamos las mariposas por el gusanito con un hilo fino de carretel, muchas veces ayudados de nuestras madres y jugábamos con nuestra mariposa prisionera. En un extremo del hilo, sus alas y sus colores, en el otro, un nudito en un dedo egoísta y propietario. Acontecía, que a veces nos aburríamos y percibíamos que la mariposa no era feliz, y nosotros queríamos que fuera feliz, y de repente voluntariamente, soltábamos el hilo de nuestra mano y ella partía buscando espacio y luz, con su cola artificial. Fue el comienzo del aprendizaje del sentido de la libertad y la opresión.

"Paisaje de mi Aldea Natal", es un viaje a la infancia sanjuanera a través de la infancia del poeta. En este fragmento del poemario se prefiguran dos imágenes poéticas: La del adulto, esclavizado por el trabajo que lo dignifica, y la inocencia de la niñez siendo feliz con las cosas más sencillas de la naturaleza, como un baño en el río.

"Los Sueños de Seboruco", nos retrotrae a la prehistoria de San Juan. Nos ubica en el origen, en el génesis de la ciudad. Es el poema de la creación de San Juan. Allí está Liborio, sobre el poema, velando el sueño de la ciudad, como si acabara de decir: "¡Hágase EI Hombre de Seboruco, y con él, la Sanjuanera Mujer!". Y empezaran a caminar la historia de su pueblo. Historia de cuatro mil años llena de cuevas y sombras. De silex y luz. De amor y parto:

" ... Cuando el hombre de Seboruco
sacó sus garras
primero soñó
después mató
comió lo matado
y guardó lo soñado ... ".

... mientras las mariposas jubilosas rondaban los parques y volaban inocentemente.

El poeta, en versos sencillos, en los nombres-íconos que levanta, aprieta toda la historia de San Juan. Así, con sólo decir: Anacaona, Caonabo, Liborio, Cabral, nos sugiere toda la historia. Ya lo advierte el mismo poema:
"... Todo lo que San Juan tiene
es anterior a las cosas que se hicieron es prólogo a la luz ...".
Nos está hablando de nuestro origen, de nuestro punto de partida, nos está hablando de El Hombre de Seboruco. Sabe como el que más que:

"... EI Hombre de Seboruco
en San Juan guardó sus sueños ...".

Razón por la cual:

"... Todos vienen a San Juan
a conocer los sueños que dejó guardados
EI hombre de Seboruco ...".

En realidad, "Las Mariposas de San Juan", es un sólo poema, aunque su autor lo haya concebido fragmentado en siete poemas cortos. EI poema representa, más que la historia de las mariposas de San Juan, la historia del mismo San Juan, de sus hombres y mujeres. Rescata nombres con protagonismo epocal como Marú, Leopoldo Figuereo, Juancito Ramírez, Cabo Cumbre, a "su propio padre", a Liborio, a Cabral, a Caonabo, a las "trescientas" vírgenes y doncellas sanjuaneras que cual reinas pasean su hermosura y simpatía por todas las páginas del poemario.

Las Mariposas de San Juan, es un poema sinfónico de una sóla respiración, de un sólo aliento. Desde el principio hasta el final, todos sus versos están armónicamente concatenados sin contradecirse entre sí, haciendo uso de "las mariposas" como símbolo recurrente que motoriza la unidad. Todo lo que ocurre allí, acontece en un tiempo pasado que se presentiza por la magia del acto creador poético.

Es un libro con el corazón atravesado de nostalgia: Las abundantes lluvias del pasado, los millones de mariposas de Junio, ya idas. los arrozales y los muros del campo, los pájaros, sus tradiciones más sentidas, el baño en el río, donde dejamos la mala suerte y el quebranto, el desfile del día de San Juan, la coronación de la reina, y ese reciente descubrimiento nuestro, origen de toda nuestra historia: EI Hombre de Seboruco.

En resumen, Las Mariposas de San Juan, es un pequeño poemario que nos narra la gran historia de nuestra ciudad: San Juan de la Maguana.

(Palabras Puesta en circulación del poemario: La Mariposas de San Juan, de Rafael Pineda; Salón Caonabo, Hotel Maguana; San Juan de la Maguana Jueves, 3 de Mayo, 2007; 7:00 P.M. Presentación a cargo de Sobieski De León)

Friday, January 23, 2009

LECTURA CRÍTICA A SALMOS APOCRIFOS DE GERALDO CASTILLO JAVIER


Sobieski De León Lazala


La poesía de Geraldo Castillo Javier, tiene algo importante que decir.

Su poemario “Salmos Apócrifos” nos recuerda como si no hubiera muerto, a César Vallejo. Eso no es pecado sino por el contrario un mandato de otro inmenso de la poesía universal, Walt Whitman, cuando expresó mirando con sus ojos visionarios:


“…poetas del futuro, vosotros tendréis que justificarme…”


El propio poeta de Las Matas de Farfán, provincia San Juan, lo testimonia sin enfado, casi con orgullo en el “Salmo Cuarto”, pág.11:


“…mira, ese hombre está cantando con mi voz. ¿Entiendes

la voz que está cantando en la ventana?. Deja que cuelguen

duda y búsqueda, que ese hombre no se repite aunque canta

en círculos con nuestra propia voz…”


Geraldo sabe, y eso basta, que “Salmos Apócrifos” son sus propios cantos aunque el insigne Darío haya tenido los suyos (“Salmos Paganos”) y Fello Méndez, el aeda sanjuanero dariano sus “Salmos Líricos”.


Como el poeta Tomás Castro (otro hijo de Vallejo) con su “Vuelta al Cantar de los Cantares”, Geraldo Castillo vuelve sus ojos a los salmos de ese libro considerado por muchos sagrado, que es la Biblia; entonces sus enseñanzas “divinas” las transmuta en enseñanzas humanas. Casi irreverencia:


“… ¿Qué divinidad se complace en esta hoguera?

¿Por qué de plata las monedas, Señor? ¿Quién es mi prójimo?

Jesús era otra cosa, yo supongo…” (Salmo Vigésimo, pág.27).


Preguntadle a los verdugos asesinos de Gaza, de Sabra, y Chatila, de Dir Yassin y Kahr Kassen, autoproclamados “pueblo elegido de Dios” (Jesús era otra cosa, yo supongo…¿qué divinidad se complace en esta hoguera?¿quién es mi prójimo?).


La poesía de Geraldo es parabólica. Como si dijera: En aquel tiempo dijo el hombre a sus discípulos, en verdad en verdad os digo que más fácil entra un dragón por el ojo de una aguja, que un corrupto en el reino del pueblo…

Como en Tomás Castro y en el propio Cantar de los Cantares bíblico, su poesía se vuelve delicada y creativamente sensual y nos lleva al deleite a través de la profundidad conceptual. Aunque hayan presidentes pedantes que piensen que sólo ellos “conceptualizan”.


“…Nuestra mesa no está reducida a lo esencial. Sobre ella hago el

amor y he escrito: Por tu piel viajan como locas las hormigas…”

O esta dolorosa, sobria, humana y voluptuosa realidad:

“… ¿Quién no llora? ¿Quién no cede al llanto? A la curva del “ceno” la mano, vulnerable y humana cedo: A la entre pierna mi torrente, mi sanguíneo pulsar de coronada testa. Déjame ser vulnerable, tú que me remites al niño para enmendar mi errar…”

(Salmo Noveno, pág. 15).


La poesía salmística de Geraldo revela al educador que es, de cuyo ropaje no puede desprenderse. Sabe que la vida es lucha permanente y en la aparente intensión de negarse, se afirma:


“me niego al combate, no a la vida...” pág.21

Lucha a muerte contra el instinto que es la esencia común a todo animal existente incluido el animal humano. Los instintos están ahí, como río subterráneo indetenible, esperando siempre ser canalizado por la educación, o lo que es lo mismo el “condicionamiento pavloviano” hacia un destino civilizatorio. ¿De qué depende la humanidad sino de la toma de conciencia de los más lúcidos del género en peligro de extinción total?.


La lucidez es palabra presente en la enseñanza salmística de Castillo Javier, el poeta y maestro. Sus ojos ven como se le derrite el futuro a la humanidad de tanto ver pasar las cosas y no ocurrir nada (o algo):


“Hoy digo lunes como primavera, y los niños ven pasar los cartuchos de helados, derretidos los ojos contra el hambre…Hoy digo lunes como primavera, y hoy lunes de septiembre tres, el tiempo se aprieta en la memoria para nada, como para nada el saber…”

(Salmo Segundo, pág.9).


No cabe duda que el poeta es la lucidez y la conciencia, el augur, el profeta de los tiempos, aunque “…no tenga atuendo de profeta…” Y es en el aspecto social como dice Bosch, “el lujo de los pueblos”. El poeta es el nuevo maestro, el maestro de maestro, el filósofo último con su canasta no ya de “iras implacables” sino de amor y esperanza para todos.


Geraldo transgrede al tiempo y la gramática como enseñó Vallejo:

“Ese hombre muerto de antemano recoge flores anchas y amarillas, muerto de antemano, buscó encarecidamente la esperanza…”

Como si estuviera pensando en su alma en el Pueblo Palestino, y continúa cual una proyección del mismo pensamiento:


“…pero la ciudad nos va muriendo como un cause (escribe “cause” con “s” a propósito, fiel a Vallejo) al que lo dejan sin su arena! Lázaro murió dos veces y sin embargo! Muerto al Norte de mi estancia, yo leedor de tripas, viajo hacia la espera, y como hacia sí, el sol - donde la sombra de los árboles es bosque mecido por la oscuridad del viento a la plena obscenidad del crepúsculo, sucumbo…”

(Salmo Décimo-Octavo, pág.25).


La visión reflexiva del poeta no se queda en la derrota del Salmo Décimo Octavo, salmo triste y aplastante del hombre que nos recuerda las execrables e inútiles muertes palestinas de Gaza de este recién Diciembre del 2008. La tragedia de la humanidad acorralada. El Salmo Décimo Noveno (pág.26) es reivindicativo y proféticamente optimista:


“…El cadáver sabe que no arroja sombra, la imposibilidad de envejecer, de ser vencido en la memoria. La explosión fermentó toda la masa, un gramo de mostaza gravita su osamenta. Mutilado, lo transmuta todo a su sonrisa. El cadáver viaja hacia la multitud y dice: sólo de pan vive el hombre…”


Siempre Vallejo. Vallejo siempre, de pie a cabeza, ese autor que cada lector, indiferente de su ideología, quería apropiarse para sí.


Estamos en presencia de un gran libro. Salmos Apócrifos merece ser leído por todos aquellos que no se sientan ser superficiales, aquellos de pensamiento humanista. Se trata de un poemario “pequeño” con páginas de grandes intensidades e intensiones. Es un texto donde su autor exhibe madurez y se consagra como poeta con dominio de su quehacer poético.


(San Juan de la Maguana, 23 de enero, 2009)