ALGUNAS PALABRAS

Rodolfo Coiscou Weber, Amigo


Por: Sobieski de León

Quedó pendiente nuestra última conversación, mi última visita, querido profesor poeta. Amigo en el poema y en los sueños.
Conversaríamos tal ves junto al obelisco en miniatura, símbolo de la Paz, que exhibía usted en vuestro patio contertulio como una planta más de su jardín. Recuerda a mi regreso de Nicaragua cuando usted y la tropa de “Los Cuatro y el Capitán” me recibieron en aquel mismo lugar.
Usted dijo:-·Ese obelisco lo plantaron unos amigos japoneses como símbolo de la Paz, en este Patio”. Esa Paz que buscamos tanto los poetas sin encontrarla jamás.

Allí hubiéramos estado recostados en las Ruinas del tiempo donde una vez Delia Weber, vuestra madre, respira. Y donde se sentía el vaho espiritual de Salomé y su Parnaso.

En su vieja casona intemporal, con sus paredes derricando Historia, estaríamos. Allí escribía usted sus poemas de Silencio y Paz. Su grito desesperado contra la Dictadura y contra el dictador que hicieron eclosión en su piel psoriásicas monedas quemantes.

Trujillo, hirió vuestra luz. La misma luz de su “Generación del 48”.
La luz de los Víctor Villegas, de los Fernández Spencer y los Abeles Fernández Mejía, hijo como usted del “Feminismo Naciente de la Patria”. Luz Herida también sobre los Valera Benítez que un día se convirtieron para asombro de muchos en los fiscales de los asesinos de Mariposas.

Poeta Coiscou, otros Mejias indignos hieren de nuevo nuestra luz de trujillismo vulgar, ofenden a nuestros héroes y mártires legendarios celebrando sus cumpleaños personales con odiosos y nauseabundos merengues que divierten a Uniformes Antipatriotas.

Que bueno que no pudiera usted haber visto esta nueva infamia insostenible, dormido ya, sin que le hieran la plena y abundante luz de su eternidad.

Febrero 2002