Friday, December 08, 2006

La Manigua


Por: Sobieski de León

José Ramón Portes Paulino, fue el Rey de la Manigua. Su creador indiscutible en San Juan de la Maguana. Además, fue un gran deportista.

Creó equipos de béisbol y forjó talentos deportivos que dieron mucha emoción al pueblo de San Juan.

La Manigua, era una “Banda de Forzadores de Mujeres”, de “Violadores Sexuales” de mujeres en San Juan. Lo hacían, pensamos ahora, por dos razones: Por una fácil” y gratuita satisfacción sexual sin responsabilidad frente a la Sociedad, y para luego “contarlo como hazaña en los bancos públicos del Parque Sánchez”.

No se trataba de un don nadie, de un hijo proletario, de un hijo de barrio como Guachupita, Quijá- Quieta o Los Perros. Se trataba de un hijo de “Buena Familia” (¿Y todas acaso no lo son). Justo es decirlo. Era pariente de Don Manuel Paulino, organizador de actos culturales y fiestas en el San Juan de la Maguana, en las primeras décadas del siglo XX, destacado personaje de la “elit” provincial, cuyo mérito, quedó plasmado en una de las Calles de San Juan”.

La madre, era una meritísima ciudadana, profesora histórica de generaciones, cuyo nombre desde siempre exhibieron los bancos públicos del Parque Sánchez, y que, con igual limpio mérito, una de “Las Calles de San Juan”, lleva su inolvidable nombre de bien y de servicio.

Pero su hijo, no siguió la misma trayectoria. Es también justo y necesario decirlo a las nuevas generaciones para que elijan entre un camino y el otro con la libertad de su libre albedrío y se ganen de la Historia, el mérito o la repulsa.

¡Aquí que nadie venga que es descendiente histórico de personajes famosos!.
Porque la historia, tiene que hacerla cada quien, con el tiempo que se le da para hacerla. Con sus propios medios y recursos.

Aquí “histórico” no es ni Duarte, sino “Ejemplo a seguir para quien quiera”.

José Ramón Portes Paulino, fue un anti-héroe, el fundador de “La Manigua”, en San Juan de la Maguana

Buen mozo, blanco, de pelo negro lacio que caía siempre en bucle sobre la frente, nariz perfilada, dentadura blanca, uniforme, perfecta sonrisa, agradable rostro de piel fina, limpia barbilla de actor de cine, a todos estos atributos físicos agregaba ser líder deportivo y sobrino de la también profesora y política josefina portes de Valenzuela, primera mujer Gobernadora de la provincia.

Con poder político, económico y cultural en la “familia”, José Ramón Portes Paulino ser un protegido de sus actos vandálicos.

Atrajo unos cuantos jóvenes de su cuadra deportiva. Todas las tardes se bañaban, se acicalaban y se reunían en el Parque Sánchez. Allí planeaban su estrategia. Cuando las sombras empezaban a cubrir la ciudad como un manto, se trasladaban en grupo a su teatro de operaciones.

Su teatro de operaciones era: EL Play de Softbol Tenguerengue, hoy Play de Softbol Pedro J. Heyaime.

Detrás del esplendoroso “Hotel Maguana” y su Piscina, del solemne “Palacio de Justicia” de San Juan de la Maguana, la montería, y una que otra residencia de burgueses, empresarios o turcos.

Nadie osaba salir por esos lares, al caer la tarde. Nadie, mucho menos una mujer. A veces, incauta, las domésticas de las casas burguesas solían hacerlo, sobre todo, para darse cita con sus enamorados de ocasión. Era cuando le caía encima…La Manigua, de José Ramón Portes Paulino.

Su ardid era el siguiente: Se hacían pasar por “miembros” de la Policía Nacional. José Ramón Portes Paulino, era el “Teniente”, jefe de la patrulla. Cuando las parejas estaban detrás de un árbol, recostadas de una verja o debajo de un poste de tendido eléctrico expresándose sus palabras de amor, La “Banda de Forzadores” caía sobre ellos.

-Teniente, agarramos dos más

Llevaban al hombre ante la presencia del “Teniente”, reteniendo la mujer, separada de él. El Teniente recriminaba de mala manera al sujeto explicándole “el alcance de la ley” por “violar la moral pública”. Quedaba detenido en calidad de “preso”, siendo conducido por el Teniente, agarrado por la pretina del pantalón. En el camino, el Teniente se transformaba en “bueno”, le hacía prometer que no volvería a cometer el hecho so pena de enviarlo la próxima vez a “La Victoria”, en Santo Domingo. El hombre, agradecido, se marchaba apresurado sin voltear la cara. El Teniente, volvía a reunirse con el resto de la “patrulla”, que se mantenía reteniendo a la mujer.
La conducían en calidad de “detenida” llevándola al Play de Softbol tenguerengue. Allí, sobre la grama, la desnudaban y le hacían “La Manigua”, que consistía en violarla, primero el Teniente, José Ramón Porte paulino y luego los demás, de cinco a siete “tigueres” de San Juan.

La noticia se esparcía al día siguiente, propalada incluso por ellos mismos.
No pasaba nada. Este vandalismo se repetía una y otra vez y no pasaba nada.

Colofón: Hará cuestión de unos tres o cuatro años (Septiembre 2002) llegó un hombre visiblemente enfermo al Hospital Público. Fue ingresado en el Pabellón reservado para Hombres. Sala H-, Cama Número 6. Lucía bastante demacrado, deshidratado, con piel seca y color cetrino como si estuviera impregnado de una enfermedad crónica consuntiva. Lo estaba. Fue ingresado por diarrea crónica, persistente. Parecía no obstante haber sido un hombre fino, de buena presencia. Pero los colgajos de piel lo avejentaban más de la cuenta. Probablemente no tenía la edad que aparentaba.

Tenía como diagnostico SIDA y sabía que iba a morir. Tenía los días contados y lo sabía.

Juró frente a la enfermera Agripina Villegas que se “llevaría con él, unas cinco enfermeras antes de morir”…

Pero ya no era el Don Juan, de entonces. Ni su madre vivía más para aconsejarlo. Ni sus amigos deportistas ya no estaban para seguirlo como líder, ni su tía era tampoco Gobernadora de la provincia, ni el resto de la familia quiso saber más de sus actos y se avergonzaba de él, ni tenía más el poder de seducir a nadie, ni siquiera a una pobre enfermera de Hospital Público, ni el médico al que reconoció como adolescente de su época de oro le dio los veinte pesos para fumar que le pidió.

Ni la enfermedad le hizo cambiar, y aún en el pórtico de la Muerte, su alma se revolvía en la perversidad, de modo que con todo y SIDA, se fue al infierno del rechazo general de las gentes.


Sólo el Tiempo, hizo Justicia.

1 comment:

Anonymous said...

Sobiesky, Jose Ramon era hermano, el hermano menor, de la profesora Josefina Portes de Valenzuela.