Monday, December 18, 2006

Sueños sin razon


Una madrugada varios policías portando armas largas, rodearon mi casa ante el aviso del calié llamado Mañanita. Saltaron la empalizada del patio, echaron la puerta abajo y allanaron las habitaciones pared a pared.
Por Emilio Valdez / Barrigaverde.net

(Especial para Barrigaverde.net)


Terror

Desde que empecé a leer libros de terror, no podía conciliar el sueño ni vivir tranquilo; tenía la mente poblada de voces de ultra tumba y el cuerpo habitado por el espíritu de quienes encontraron una muerte atroz en circunstancias inverosímiles. Así pasaba los días sentado en la mecedora de mimbre que había en la última habitación de la casa, hasta que una noche, mientras el cielo se rompía en relámpagos y aguacero, y yo leía un episodio en que iba a consumarse un nuevo crimen, sentí una mano ruda sobre el hombro, volví la cabeza con vértigo y me enfrenté a la mirada fría de un monstruo que, con un enorme machete en la mano, me partió el cuerpo de un solo tajo.

Allanamiento

Una madrugada varios policías portando armas largas, rodearon mi casa ante el aviso del calié llamado Mañanita. Saltaron la empalizada del patio, echaron la puerta abajo y allanaron las habitaciones pared a pared. Destrozaron la cama, despacharon los cajones de los muebles y tiraron al piso todo cuanto hallaron a su paso.

-Aquí tiene la Caperucita Roja-gritó un policía acompañado del calié.

-Ese es un comunista de mierda, ¡deténganlo!, gritó el teniente.


Los otros me encañonaron con pistolas y fusiles y me llevaron al cuartel.


Los manifestantes

Corriendo firme y determinante, algunos con pancartas, evadiendo balas, bombas lacrimógenas y a gritos, llegaron los manifestantes donde estaba el teniente y le vociferaron en coro: "¡La cabeza de Rondón para hacerla salchichón!". Instantes después, remontado en cólera y con el apoyo de los Cascos Negros, el teniente Rondón disparó la metralla dejando el reguero de heridos y el Liceo ocupado por las huestes policiales.

Crimen presidencial


La misma noche en que llegué a Santo Domingo, penetré en su casa de la calle Máximo Gómez sin ser visto, lo encontré acostado, un torbellino de odio me arrebató la razón y en un instinto de venganza de dos tiros lo revolqué en su cama.


Èl abrió sus ojos, aunque no podía verme, estaba ciego. Pegó un grito, mientras se levantada despavorido. No soporté sus crímenes y lo reduje a golpes, lo amordacé, lo maniaté, y lo asfixié con la almohada, antes de darme a la fuga.

Y si ahora me tienen aquí, es sólo para confesarles el por qué del crimen, el por qué de mi partida.

Estocolmo, Suecia.
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Sobieski Suvarov, San Juan de la Maguana
!Vaya Emilito! Cada vez estás mas sorprendente.
Sigue, sigue, que eso que estas haciendo se parece mucho -y es- literatura.

Hagamos de San Juan, como están haciendo los hermanos azuanos, un bastión literario, de tal suerte, que cuando crezcan esas páginas con el agua del tiempo, broten a montones destellos de justicia y esperanza para los que vendrán.

Ese sería nuestro aporte en esta crisis de valores que nos tiene maniatados y amoldazados.
No al miedo.
No a la mentira.
No al falso progreso.

Un sí rotundo a la verdad histórica y a la verdad literaria.

Vamos a fundar en textos literarios -cuentos, narraciones, poemas, novelas, relatos, ensayos, lo que nos niegan los nuevos verdugos del poder

...Sigue, sigue, Emilio Valdéz, que vas bien.

Te lo digo yo, que leo con el corazón y la esperanza. Yo, que leo con el amor que nos falta y nos roban.

Vamos a denunciar desde el recuerdo esta historia de horror. A convertir nuestra derrota, nuestra estratégica derrota, nuestra aparente huida, el repliegue táctico necesario, en victoria contundente del presente.

Ahora, que empieza a subir una lava que quema la epidermis de los cobardes y traidores.
y una nueva historia está escribiédose. Sigue, sigue, que la Historia no acaba, sino que empieza en una nueva espiral que será ejemplo.

Sigue, Emilio Valdez, que yo te apoyo, y colaboro con mi alma que el mismo Satanás, no ha podido comprarme.

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